Con la llegada de los
españoles al Perú la producción de elementos simbólicos-representativos andinos
experimento un cambio rotundo. Las formas y técnicas artísticas utilizadas en
España y Europa, comenzaron a ingresar a nuestro territorio convirtiéndose en
la base para el nacimiento y desarrollo de nuevos modelos de representación a
partir de un proceso de apropiación y re-interpretación cultural.
Al momento de la conquista existía en el Cusco y el Imperio una significativa actividad plástica que pervivió hasta la colonia a través de la pintura en queros y ceramios, como también el testimonio visible de las pinturas pre-incaicas en murales y tejidos.
En los primeros años de
la Colonia los religiosos españoles tenían dificultades para evangelizar a los
indígenas a través de las lenguas nativas. Entonces, las imágenes, empezarían a
desempeñar una función didáctica de primer orden es por eso que en las primeras décadas de la evangelización el arte estuvo firmemente
vinculado a la difusión de la nueva fe .
El arte se volvió un medio de expresión que ejercía
particular fascinación sobre los indígenas, por lo cual se convirtió en un
extraordinario soporte para las explicaciones didácticas que hallaban serias
limitaciones en traducir a las lenguas nativas conceptos teológicos y de
catequesis de raíz latina.
En el
siglo XVIII, surgen artistas indígenas versátiles y talentosos, entre los cuales Diego Quispe Tito, es el maximo exponente de la Escuela Cusqueña de Pintura, como tambien Marcos Zapata entre otros.
En esa época, la escuela Cusqueña de Pintura era un producto que se exportaba y comercializaba en el Perú y en los países vecinos trayendo significativos dividendos pues atendía un comercio importante.
Los pintores indígenas y mestizos hicieron prevalecer motivos indígenas y europeos en un interesante sincretismo, por ejemplo, los Arcángeles Arcabuceros, engalanados cual
si fueran grandes señores de la corte española portando arcabuces de la guardia española. Los Arcángeles Músicos, ricamente vestidos, tocando la quena e instrumentos incaicos.
La Virgen María representada con cuerpo de montaña, La Virgen Candelaria portando en sus manos rayos en vez de velas. La Rosa Mística, representando a la Virgen María delante del Sol (su mas grande dios). La Virgen Hilandera, La Virgen Pastora. Un último elemento que se repite en la
vestimenta de las vírgenes son las coronas que adornan sus cabezas. Estas que
nos dan una sensación de divinidad, ya que solo los reyes que eran en ese
tiempo las personas más cercanas a Dios usaban coronas, así se le daba
un carácter divino y real a la virgen con coronas doradas, grandes y de
extravagantes formas que resaltaban su importancia como ser divino. Todo con el estilo recargado barroco europeo del brocateado dorado, signo de elegancia real.
Dentro de la producción de Marcos Zapata, debemos resaltar una obra
pictórica de singular sincretismo: La última cena, ubicada en la Catedral del
Cuzco. En ella se observa a Cristo sentado con sus discípulos alrededor
de una mesa, en cuyo centro, se ha pintado un cuy horneado en lugar del
tradicional cordero pascual. Igualmente, dentro de esta obra, se aprecian
otros elementos típicos de la región: ajíes, maíz y algunas frutas. Estos
alimentos, coexisten con la occidental dupla simbólica conformada por
el pan y el vino.
A nosotros en la actualidad nos toca disfrutar de este arte con las bellas replicas de estos tesoros producto de una época que cambiaría totalmente el curso de nuestra historia.